“No me muevan la tabla porque me duele”, pidió Gilberto, de ocho años de edad, quien el pasado 18 de julio jugaba en el patio del domicilio de sus familiares, en la colonia San Francisco de Asís, cuando diversos objetos le cayeron encima. Un tornillo se le incrustó en el cráneo y puso en grave riesgo su vida.
Estado de México, 31 de julio (A Fondo).- La tarde de ese día, una llamada de emergencia alertó a los paramédicos de Protección Civil y Bomberos de Ecatepec del accidente en el interior de una casa de dicha comunidad, ubicada a un costado del Circuito Exterior Mexiquense.
El primer reporte de los paramédicos fue “paciente de 8 años con objeto extraño incrustado en la cabeza, (un clavo con toda una pieza de switch eléctrico)”. Se trataba de Gilberto, un infante que estaba de visita en Ecatepec cuando ocurrió el imprevisible suceso. Posteriormente se determinó que el objeto era un tornillo, no un clavo como inicialmente se pensó.
“No muevan la tabla porque me duele”, dijo el menor. Los paramédicos ecatepenses actuaron rápidamente para estabilizarlo y, aunque asustado, el niño permaneció consciente durante todo el proceso, orientado y sin afectaciones a sus signos vitales.
Empero, la gravedad de la lesión requería que el pequeño Gilberto recibiera atención médica especializada de inmediato, por lo que los elementos de Rescate Urbano de Ecatepec solicitaron apoyo al Centro Regulador de Urgencias Médicas de la Ciudad de México.
La institución notificó a los prestadores de auxilio locales que el menor podía ser trasladado al Hospital Pediátrico Legaria, en la alcaldía Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México, para recibir la atención médica que necesitaba. Fueron buenas noticias, pero aún había cabos sueltos y cada minuto que pasaba era una oportunidad que Gilberto perdía para recuperarse.
El Hospital Legaria se encuentra a casi una hora de distancia del domicilio de Ecatepec donde el pequeño se accidentó, por lo que los elementos de Rescate Urbano solicitaron y coordinaron exitosamente el traslado del Gilberto vía aérea con apoyo del Grupo Relámpago del Estado de México.
Fue así que Gilberto fue trasladado al helipuerto del hospital general Las Américas, en Ecatepec, donde ya lo esperaba un Relámpago para llevarlo rápidamente a su destino para el retiro inmediato del objeto incrustado en su cabeza.
Gilberto llegó ese mismo día al hospital. Tras realizarle diversos estudios, el diagnóstico fue “herida penetrante de cráneo por cuerpo extraño punzo-cortante”, por lo que antes de que pudiera ser intervenido quirúrgicamente fue necesaria una vez más la participación de los paramédicos ecatepenses y de personal de la Cruz Roja, para reducir el tamaño del objeto que tenía en la cabeza, es decir, retirar el switch y cortar la tabla.
Para sacar el objeto del cráneo del menor, que entonces sabían con certeza se trataba de un tornillo, fue necesario realizarle una craniectomía, una intervención quirúrgica que requirió desprender una pequeña parte del cráneo del menor para que la pieza metálica pudiera ser retirada sin riesgos colaterales.
“Fue difícil, pero gracias al esfuerzo de todos, esto salió bien”, relataron paramédicos de ambas dependencias. Sin planearlo o quererlo, instituciones municipales, estatales y federales participaron coordinadamente para salvar al pequeño, situación que –aseguran- no se ve todos los días.
Tras 12 días hospitalizado, Gilberto recibió el alta por parte del hospital para continuar su recuperación. Su padre y madre no podían ocultar la alegría en sus rostros al regresar a casa con su pequeño sano y salvo.
“Le digo a mi hijo, eres un león, eres un luchador, como tu abuelo; su abuelo es luchador, bueno era porque ya falleció. Gracias a Dios y a todos ustedes (médicos y paramédicos), por estar en ese momento con mi niño, muchas gracias a todos los que mandaron bendiciones a mi hijo, todo salió bien”, relata Marcela, madre del menor.
Gilberto abandonó el hospital vestido con un conjunto azul deportivo y tenis negros con amarillo, que combinaron con su radiante sonrisa. “Arriba el América”, gritó el menor y provocó la risa de todos sus acompañantes en la ambulancia que lo regresó a casa.
“Extraño a mis hermanos, también a mis perros, cuando llegue los voy a acariciar”, dijo el niño antes de despedirse.
A pesar de los difíciles momentos, Gilberto regresó a tiempo a casa para disfrutar de su cumpleaños número nueve, que será la primera semana de agosto y que podrá pasarla en familia.